5.2.09

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…Y ahora, ¿cómo podría ser cada una de esas relaciones tipo? Veamos...
Relaciones guiso de lentejas: Abundante. Pesado. Con mucha preparación previa. Para chuparse los dedos. Pero al final, mejor dormir sola.
Relaciones ensalada de frutas: Liviana. Fresca. Sin demasiadas complicaciones. Pasado un tiempo corto nadie puede evitar que te mueras por un bife de chorizo.
Relaciones caviar: Oscura. Cara. Siempre tenés la sensación de que todo está divino pero, ¿dónde está la milanesa?
Relaciones sándwich de mortadela: Rápida. Llena pero no alimenta.
Relaciones pancho de estación de tren: Se come de parada. Generalmente cuando decidís comprártelo es porque tenés un hambre voraz, por eso mientras lo engullís tenés la sensación de ser la persona más feliz del planeta, pero apenas terminás el último bocado te prometés no volver a comer esa mierda nunca más en tu vida.
Relaciones arroz integral: Nutritivo pero, salvo que esté muy bien condimentado, no tiene gusto a nada.
Relaciones milanesas de soja: Están de moda, pero a muy poca gente le gustan realmente. Sólo tienen el objetivo de conformarte bajo el lema de que al menos una come sano.
Relaciones torta de chocolate: Ah... una delicia que para que decirles. Ah... una culpa que para que decirles. Generalmente se trata de relaciones en donde la torta que te gusta siempre la compró antes otra persona.
Relaciones pan con manteca: Inevitablemente juntos.
Relaciones pan con dulce de leche: Si están cerca, tarde o temprano necesitarán tocarse.
Y más… (Del libro de monólogos: Amores en Fuga de Natalia Aparicio. Buenos Aires, 2005)

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